Injertos
de grasa

Supone la colocación de células grasas previamente obtenidas de la región abdominal del paciente, para remodelar estructuras faciales como pómulos, mejillas, surcos nasogenianos y surcos de marioneta, para mejorar cicatrices inestéticas.

Se suelen inyectar volúmenes pequeños o moderados. Como estamos injertando un tejido propio nunca habrá rechazo o reacciones de alergia al mismo.

¿Quién es un buen candidato?

Los mejores candidatos para una cirugía de relleno facial mediante lipoestructura son aquellas personas con discretas o llamativas alteraciones estéticas o morfológicas que buscan una mejoría en su aspecto.

Una lipoestructura puede realizarse de forma aislada o junto a otros procedimientos de cirugía estética facial como la cirugía de los párpados o blefaroplastia, rinoplastia, etc.

La técnica

La operación de lipoestructura suele realizarse con anestesia local y sedación o anestesia general. La grasa se extrae generalmente de la región abdominal mediante un equipo especial de cánulas y posteriormente es procesada para purificarla. Una vez obtenido y purificado el injerto de tejido adiposo se procederá a la cuidadosa implantación en las zonas que se desea reparar, normalmente en pequeñas cantidades para asegurar el prendimiento de la grasa injertada.

Normalmente no existen vendajes postoperatorios. Habitualmente no requiere ingreso hospitalario.

Tras la cirugía

En líneas generales no hay molestias destacables tras la cirugía de relleno facial, salvo una discreta inflamación. En cualquier caso, suelen controlarse con cualquier medicación analgésica. Deberá limitar la movilidad de la zona donde se ha realizado el implante durante cinco o seis días para facilitar y asegurar el prendimiento de la grasa. Podrá tener una actividad tranquila ya a las pocas horas de la cirugía, una vez que los efectos de la anestesia hayan desaparecido.

Resultados

Pasado el periodo inflamatorio inicial de una semana el resultado estético suele ser excelente. No obstante deberemos esperar unos tres a cuatro meses para evaluar cual va a ser el resultado final. En raras ocasiones puede ser necesario hasta un año de espera.

Pasados estos periodos, el resultado se puede dar por estable y las variaciones que ocurran desde entonces (envejecimiento, cambios de peso, etc) determinaran si es necesario o no realizar nuevos tratamientos.